lunes, 3 de septiembre de 2012

¿Por que nos agradan tanto los niños?

Los pequeños tienen una enorme capacidad de atraer a grandes cantidades de personas y ellos ni siquiera se dan cuenta. Sonríen, gritan, se mueven, y esto alegra a espectadores completamente desconocidos. ¡Incluso saludamos a un bebé tan solo porque nos mira!

Pero en serio, ¿a qué se debe tal atracción? Considero que hoy encontré una posible respuesta a ello mientras un hombre detrás de mí saludaba a una pequeña niña.

Todas nuestras reacciones ante ellos se deben simplemente a la envidia. Desde el adolescente hasta el adulto (considero que los ancianos no entrarían en esta categoría) siente celos por el infante pues aquél sí que puede disfrutar cualquier momento sin cohibirse. 

Sonreímos ante sus juegos porque nos evocan nuestros tiempos de infancia, los saludamos porque queremos hacer contacto con nuestro niño interior; y peor aún, podemos llegar a regañarles sólo porque nos asusta esa libertad que hace tanto perdimos.

Quizá no te vayas a poner a jugar con Transformes en Transmilenio, pero, ¿qué tal si empezamos saludando en general para establecer contactos entre nuestros niños internos y así sonreír con mayor frecuencia?

¿Orden? e irrespeto

Es curioso que en la escuela pretendan enseñarnos el orden a través de la llamada Formación: Disciplina militar estructurada a través de filas. Ahora mismo se me hace sumamente gracioso porque en muchos momentos de la cotidianidad nos enfrentamos a filas, ¿pero acaso alguien las respeta? Me atrevería a decir que en muy pocos casos respetamos esa concepción, pero siempre habrá un "qué mamera esta fila".

Tal aburrimiento no me interesa tanto como el irrespeto mismo a tal concepción. Si no logra pensar en un ejemplo claro recuerde esas tediosas jornadas de transporte público en las que se ha sentido en ultrajo. Y es que pocas veces el ciudadano promedio es tan lamentable como en estos espacios de asinamiento voluntario.

La exposición de este tema no va encaminada hacia las condiciones propias de un mundo afanado que no se detiene, sino a la importancia de amar y respetar a los demás.

A nadie le importas porque a ti nadie te importa. Es una triste premisa básica que debería ser cambiada inmediatamente. ¿O acaso está de acuerdo con este deje de respeto hacia la población?

El respeto es una condición que habría de ser primordial en toda relación humana, pero sólo nos enseñan a competir y a pasar por encima de los demás; mayores exigiendo respeto mientras nos educan en la fuerte desigualdad de que los demás no me deben importar.

El egoísmo genera más tristeza de la que aparenta, pero eso seguirá así hasta que entendamos al otro siendo tan importante como yo mismo; quizá incluso más.

En serio sería bello no ver malas caras sólo porque les empujaron demasiado mientras intentaban llegar tranquilamente a su destino.